Hemos participado, como en ocasiones
anteriores, en la celebración de los días llamados "triduo pascual",
para encontrarnos los asistentes de los diversos grupos, en la búsqueda y
encuentro con Jesús, al contemplar su celebración de la Pascua, su muerte
y la culminación: su RESURRECCION.
Hemos tratado de salir del mundo viejo,
al mundo nuevo, que se inicia con el momento de mayor alegría para los
cristianos, la vuelta de Jesús desde la muerte.
Revisamos y profundizamos en:
- cómo la Pascua nos libera, es el
"paso" de la esclavitud a la libertad y el testimonio de
servicio que nos dio Jesús en su última cena, así como, lo que celebramos en la
Eucaristía: comulgamos con El diciendo sí a su manera de vivir.
- cómo vivió Jesús su dolor humano y
cómo hoy día también sufren muchos hombres cercanos, revisando en el Vía Crucis
realizado, las obras de Misericordia, y, contemplando en silencio la
Cruz, sentimos su amor por cada uno de nosotros con su Corazón abierto por
el soldado.
- cómo en el silencio que queda con su
Muerte, nos unimos a María en su dolor, realizando con ella un camino de fe y
dolor: Vía Matris y también, cómo en este tiempo de espera hasta la
noche, con la Vigilia Pascual, en la que todo cobra sentido y todo se renueva,
nos dispusimos para sentir, vivir y amar, en nuestro día a día, porque con
Cristo resucitado todo se hace posible.
Al ser el número de asistentes más
reducido, propició que en los momentos de compartir nuestras reflexiones,
la participación ha sido muy grande y rica, siendo también
así en el momento de las celebraciones litúrgicas.
Además de todos estos momentos
"serios y formales", disfrutamos con los buenos momentos llenos de
gracia y humor de algunos del grupo, así como de las salidas realizadas para
ver y conocer las procesiones de la ciudad y especialmente, el pequeño
desplazamiento en la tarde del sábado hacia el santuario y monasterio del
Cristo de Cabrera (S.XIII); el tiempo esta tarde no nos acompañó, pero también
recreamos nuestra vista en el verde tan precioso de los campos donde se crían
algunas reses bravas, que pudimos contemplar de cerca, para terminar con la
visita al Cristo que todos los "charros" veneran en su fiesta,
desplazándose 35 km. o más a pie desde la ciudad, para participar en su Romería
y comer todos los asistentes en los campos cercanos.
Ante el maravilloso marco que la ciudad
presenta, los pasos procesionales, parecen lucir más, si bien lo que llama la
atención, es el silencio y respeto de la gente ante ellos, siempre acompañados
por bandas de música propias o de algún lugar que la cofradía ha
solicitado.
Con todo esto, se han llenado
nuestros corazones con la alegría y el convencimiento de que lo anunciado
en el Antiguo Testamento, se ha cumplido: CRISTO HA RESUCITADO ¡ALELUYA!. Así
es nuestra felicitación para todos y el deseo de seguir celebrándolo durante estos
próximos días, según la Iglesia nos propone.
Muchos saludos y adjunto diversas fotos,
según los días y momentos vividos.
Carmen
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