En aquel tiempo,
al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista,
se marchó de allí en barca,
a un sitio tranquilo y apartado.
Al saberlo la gente,
lo siguió por tierra desde los pueblos.
Al desembarcar,
vio Jesús el gentío,
sintió compasión y curó a los enfermos.
Como se hizo tarde,
se acercaron los discípulos a decirle:
"Estamos en despoblado y es muy tarde,
despide a la multitud para que vayan a las aldeas
y se compren de comer."
Jesús les replicó:
"No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer."
Ellos le replicaron:
"Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces."
Les dijo:
"Traédmelos."
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y,
tomando los cinco panes y los dos peces,
alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición,
partió los panes y se los dio a los discípulos;
los discípulos se los dieron a la gente.
Comieron todos hasta quedar satisfechos
y recogieron doce cestos llenos de sobras.
Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
Reflexión del evangelio: Ir a Liturgia o pinchar sobre los nombres:
De Carmen Pallarés
De J A. Pagola
De SCJ
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