9/6/16

Valencia: reunión grupo local laicos dehonianos.







El pasado miércoles, día 25 de mayo, nos reunimos en los locales de Esic. Asistimos 16 personas,  aunque en la fotografía, por un error de la cámara, faltan 3. Y una novedad, una de las asistentes estaba en su casa de Albacete y estuvo presente a través de skype.

Tras la oración en común, estas frases del P Dehon abrieron paso a la proclamación de la Palabra:

“¿No veis al pastor buscando a la oveja perdida? Él no espera. Deja a las otras. Él busca en los arbustos, setos y zanjas. La encuentra, la toma consigo, la carga a sus espaldas. Así es como yo haré con vosotros.” RSC 292

Los textos evangélicos elegidos, fueron los de los dos siguientes domingos.
Vimos cómo Jesús, de camino con mucha gente, se encontró con un entierro, el de un joven, y a su madre viuda y sin más hijos.
Después vimos cómo Jesús hizo posible que los cinco panes y dos peces, que tenían sus discípulos, se pudiese repartir a todos los presentes y comieron, hasta saciarse,  casi  5000 personas .


Reflexionamos sobre la Palabra, la desmenuzamos  y después tuvimos  una riquísima puesta en común.

Algunas pequeñas pinceladas:

Se compadeció de ella

Tras ver a la mujer viuda llorando,  Jesús se emociona.
Se compadece.

La compasión es la percepción y comprensión del sufrimiento del otro,
y el deseo de aliviar, reducir o eliminar,  por completo, tal sufrimiento.

La compasión
implica una respuesta activa,
implica una acción de amor.

La compasión es
la gran fuerza de amor que nace en lo más intimo del ser 
y que mueve a actuar, dando vida.

La compasión es
como la puesta en marcha del amor de Dios en el interior del ser humano,
para socorrer a sus criaturas que están indefensas y sufriendo.
        
La compasión es
la actuación de Dios a través de cada ser humano que le dice Sí quiero.
  
Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios

Jesús habló, mientras vivía,
a la gente que le seguía,
a las personas que se encontraba en su camino,
a las personas que curaba,
a las personas  que le preguntaban,
a las personas que le criticaban,
a las personas que le perseguían,
a los soldados que le apresaron,
al discípulo que le traicionó,
a todos sus discípulos,
a su familia…
a Dios,
su Abbá,
su Padre.

Cada palabra que entonces pronunció a cualquiera de esas  personas,

es hoy, palabra viva del Resucitado.







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