Ya le ha llegado la hora de ver el rostro del Señor, a nuestro querido y gran amigo Andrés, que tan grande como él era, así tenía su corazón, siempre intentando imitar en su obrar, al del Corazón de Jesús, lleno de amor.
No es cuestión de sacar lo bueno porque se ha ido, no, y tampoco porque fuera mi buen amigo. Es porque tanto en la Pastoral de su Parroquia como en la del grupo de Laicos de esta Familia Dehoniana, su vacío es y será siempre notable. Ni qué decir tiene cómo ha de ser en su familia.
Si mis amistades querían conocer el Congreso, nos indicaba el sábado adecuado para ello y era nuestro gran guía, tantas veces como he ido…
Si algún conocido tenía problemas para realizar rápidamente el DNI, él nos buscaba el momento oportuno...
Si en el grupo he tenido algún problema o dificultad, él lo solventaba y me alentaba para seguir adelante, contando siempre con sus buenos consejos… Y si era en atención a nuestro grupo local, no tendremos mejor secretario, con el buen archivo de actas diarias que había organizado…
Y si se trata del ejemplo que nos ha dado con su enfermedad, es algo envidiable, en todo momento lleno de paz, cercano al Señor y de la mano de nuestra Madre la Virgen.
He sido una privilegiada por tenerle tan cerca y a pesar de los tiempos difíciles que todos vivimos, tuve la suerte de estar con él el 22 de mayo, donde pudo acudir a participar en la Primera Comunión de su nieta Alicia y a pesar de estar ya muy malito, estuvimos charlando de los asuntos y problemas legales, ante el fallecimiento de su madre y mi hermano.
En fin, ya todos estarán gozando con el Señor y lógicamente, felices por ello, sabiendo a su vez nosotros que cada vez ya contamos con más intercesores porque son “nuestros santos de la puerta de al lado”
C. Portals
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