28/4/12

29- Abril- 2012- 4 Domingo de Pascua B




Hola a todos, juntos con Jesucristo.
Recuerdo una anécdota graciosa en mi vida.
Un día una de mis hijas,  tendría cuatro años,
venía hacia la cocina donde estaba yo cocinando de espaldas a ella,
me giré y la miré.
Ella me miró y tropezó.
Y me dijo, ¡por tu culpa!
A mí me hizo mucha gracia.

Cuantas veces he creído yo también
que los otros eran "culpables" de mis contratiempos.

Hoy Jesús nos revela algo vital.


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La Buena Noticia según san Juan 10,11-18


 

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:

- Yo soy el buen Pastor.

El buen Pastor da la vida por las ovejas:

el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas,

ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye;

el lobo hace estrago y las dispersa;

y es que a un asalariado no le importan las ovejas.


Yo soy el buen Pastor,

que conozco a las mías y las mías me conocen,

igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre;

yo doy mi vida por las ovejas.


Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil:

también a ésas las tengo que traer;

y escucharán mi voz

y habrá un solo rebaño y un solo Pastor.


Por esto me ama el Padre:

porque yo entrego mi vida para poder recuperarla.

Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente.

Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla:

este mandato he recibido de mi Padre.



Palabra del Señor



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25/4/12

Valencia: Reunión grupo I del Itinerario Diocesano de Renovación



El martes día 24 nos reunimos, en los locales de Esic, el grupo I del Itinerario diocesano de renovación de la Parroquia San Francisco Javier, de Valencia. Este grupo está formado por dos jóvenes dehonianos, miembros de la asamblea parroquial y el grupo local de laicos dehonianos.

Vimos el tema 5. Año 2º: El tiempo de las promesas
David y la promesa mesiánica.

1- Oración inicial
2- Introducción
3- Proclamación de la Palabra: 2 Sam  7, 1-16
4- Breve análisis del texto, situación.
5- La palabra nos interpela: puesta en común
6- Reflexionamos: exposición del tema
7- Preguntas para el diálogo
8- Oración final




23/4/12

Valencia: Encuentro local de jóvenes y laicos dehonianos.



El sábado 21 de abril tuvimos un encuentro local en Valencia de jóvenes y laicos dehonianos.

Asistentes: los miembros del coro de jóvenes de la parroquia,  Ángel Alindado scj,  delegado del equipo de pastoral juvenil y vocacional (PJyV),  cinco de los integrantes  del PJyV: Lorena Sánchez, Jesús Rodríguez y Eugenio Salas de Madrid y Manuel Rodríguez y Gracia Granados de Valencia,  Antonio García, scj, responsable de pastoral juvenil- vocacional en Valencia y parte de los integrantes del grupo local de Laicos Dehonianos.

El encuentro consistió en Adoración Eucarística, en la capilla de la Parroquia de S Fco. Javier, y cena, en los locales de Esic.

El ambiente fue muy agradable y alegre.


21/4/12

22- Abril- 2012- 3 Domingo de Pascua B



Hola a todos. Juntos con Jesucristo, el que vive, el Amigo fiel.
Quiero compartir con vosotros un cuento: 

"Un perro callejero le gustaba curiosear todos los rincones
e ir de aquí para allá.
Siempre había sido un vagabundo
y disfrutaba mucho con su forma de vida.

Pero en una ocasión penetró en un palacio
cuyas paredes estaban recubiertas de espejos.
El perro entró corriendo en una de sus acristaladas estancias
y al instante vio que innumerables perros corrían hacia él
en dirección opuesta a la suya.






La Buena Noticia según san Lucas 24,35-48


En aquel tiempo, contaban los discípulos
lo que les había pasado por el camino
y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.  

Estaban hablando de estas cosas,
cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice:
- Paz a vosotros.


Llenos de miedo por la sorpresa,

creían ver un fantasma.  

Él les dijo:
-¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior?
Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona.
Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos,
como veis que yo tengo.
Dicho esto, les mostró las manos y los pies.  

Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
-¿Tenéis ahí algo de comer?
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado.

Él lo tomó y comió delante de ellos.

Y les dijo:
- Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros:

que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos
acerca de mí tenía que cumplirse.
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.


Y añadió:
- Así estaba escrito:

el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día
y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados
a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.

Vosotros sois testigos de esto. 



Palabra del Señor

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20/4/12

Valencia:Reunión de los animadores de los grupos parroquiales del IDR con el Párroco




El jueves 19 de abril, nos reunimos en la Parroquia S. Francisco Javier de Valencia, convocados por el Párroco, P. Carmelo de las Heras SCJ, los animadores de los grupos parroquiales del Itinerario Diocesano de Renovación 2010-2014 (IDR), Rafael Mateo, Guillermina, Agustín Santana, Angie de Miguel, coordinadora del grupo Ende de Valencia y Carmen Pallarés, coordinadora de los Laicos Dehonianos de Valencia.

Los laicos dehonianos del grupo de Valencia, decidimos unirnos al IDR que el Arzobispo ha impulsado en la Diócesis valenciana.






Vídeo: el mejor trabajo del mundo



19/4/12

Cuento : los enemigos




NUESTROS ENEMIGOS NO SON LOS QUE NOS ODIAN,

SINO AQUELLOS A QUIENES NOSOTROS ODIAMOS.


Si, dijo este.
Pues yo no. Aún sigo odiándolos con toda mi alma.
Su amigo le dijo apaciblemente::
Entonces, aún siguen teniéndote prisionero."

Un ex-convicto de un campo de concentración nazi

fue a visitar a un amigo que había compartido con él

tan penosa experiencia.


Si, dijo este.
Pues yo no. Aún sigo odiándolos con toda mi alma.
Su amigo le dijo apaciblemente::
Entonces, aún siguen teniéndote prisionero."¿Has olvidado ya a los nazis? le pregunto a su amigo.
Si, dijo este.
Pues yo no. Aún sigo odiándolos con toda mi alma.
Su amigo le dijo apaciblemente::
Entonces, aún siguen teniéndote prisionero." ¿Has olvidado ya a los nazis? le pregunto a su amigo.
Si, dijo este.
Pues yo no. Aún sigo odiándolos con toda mi alma.
Su amigo le dijo apaciblemente::
Entonces, aún siguen teniéndote prisionero."

¿Has olvidado ya a los nazis? le pregunto a su amigo.

Si, dijo este.



Pues yo no. Aún sigo odiándolos con toda mi alma.



Su amigo le dijo apaciblemente:

Entonces, aún siguen teniéndote prisionero.



                                                     Tony de Mello




14/4/12

15- Abril- 2012- 2 Domingo de Pascua B



Hola a todos. Juntos con el Resucitado.
Si Cristo resucitó, Cristo vive ahora y siempre.
Si Cristo resucitó, me enseña que la muerte física es sólo un episodio,
es la puerta a otra estancia.
Si Cristo resucitó, se abre ante la humanidad, y ante mí, y ante ti,
el Misterio de Dios, Jesucristo, en toda su grandeza.
¡Es una Buenísima Noticia!

Yo me fio de los testigos que me han anunciado que Cristo resucitó.
Me fio de los primeros discípulos,
testigos presenciales de su vida terrenal.
Y me fio de todos los discípulos posteriores en el tiempo,
entre ellos mis padres,
testigos de la presencia del Resucitado en sus vidas. 




La Buena Noticia según san Juan 20,19-31


Al anochecer de aquel día,
el primero de la semana,
estaban los discípulos en una casa,
con las puertas cerradas por miedo a los judíos.  
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
- Paz a vosotros.
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado.
Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
Jesús repitió:
- Paz a vosotros.
Como el Padre me ha enviado,
así también os envío yo.  

Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
- Recibid el Espíritu Santo;
a quienes les perdonéis los pecados,
les quedan perdonados;
a quienes se los retengáis,
les quedan retenidos.

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo,
no estaba con ellos cuando vino Jesús.
Y los otros discípulos le decían:
- Hemos visto al Señor.
Pero él les contestó:
- Si no veo en sus manos la señal de los clavos,
si no meto el dedo en el agujero de los clavos
y no meto la mano en su costado, no lo creo.

A los ocho días,
estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos.
Llegó Jesús,
estando cerradas las puertas,
se puso en medio y dijo:
- Paz a vosotros.
Luego dijo a Tomás:
- Trae tu dedo, aquí tienes mis manos;
trae tu mano y métela en mi costado;
y no seas incrédulo, sino creyente.

Contestó Tomás:
- ¡Señor mío y Dios mío!

Jesús le dijo:
- ¿Porque me has visto has creído?
Dichosos los que crean sin haber visto.

Muchos otros signos,
que no están escritos en este libro,
hizo Jesús a la vista de los discípulos.
Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías,
el Hijo de Dios,
y para que, creyendo,
tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor

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De S C J
De J A. Pagola

5/4/12

Jueves Santo




La Buena Noticia  según san Juan 13,1-15


Antes de la fiesta de la Pascua,
sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre,
habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo,
los amó hasta el extremo.

Estaban cenando,
ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara,
 y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos,
que venía de Dios y a Dios volvía,
se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe;
luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos,
secándoselos con la toalla que se había ceñido.

Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo:
- Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?
Jesús le replicó:
- Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.
Pedro le dijo:
- No me lavarás los pies jamás.
Jesús le contestó:
- Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.
Simón Pedro le dijo:
- Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.
Jesús le dijo:
- Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio.
 También vosotros estáis limpios, aunque no todos.
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios».

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:
- ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros?
 Vosotros me llamáis «el Maestro» y «el Señor», y decís bien, porque lo soy.
Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies,
también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros;
os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros,
vosotros también lo hagáis.






31/3/12

1- Abril- 2012- Domingo de Ramos B



Hola a todos. Juntos con Jesucristo, como cada semana.
Fijarme en Él, y conocer todo de Él, desde su nacimiento
y reflexionar sobre su persona y su vida,
es camino, verdad y vida, para mí ...y para ti. 

Acompañarle y aprender de Él, y con Él,
es lo mejor que me puede pasar.
Porque la vida está en conocerle y hacer lo que El hace.

 Jesús, con su forma de actuar y de hablar
a lo largo de toda su vida, incluida su Pasión,
me enseña sobre lo principal y secundario,
sobre lo efímero y lo perdurable.

 
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Evangelio:

Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Marcos 14, 1- 15, 47

Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los letrados pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero decían:
S. —No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo.
C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y se lo derramó en la cabeza. Algunos comentaban indignados:
S. — ¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres.
C. Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:
U —Dejadla, ¿por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo está bien. Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos cuando queráis; pero a mí no me tenéis siempre. Ella ha hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Os aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se recordará también lo que ha hecho ésta.
C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometieron dinero. Él andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
El primer día de los ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:
S. — ¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?
C. —Él envió a dos discípulos diciéndoles:
U —Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en la casa en que entre, decidle al dueño: «El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?»
Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.
C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer fue él con los Doce. Estando a la mesa comiendo dijo Jesús:
U —Os aseguro, que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo.
C. —Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:
S. ¿Seré yo?

C. Respondió:
U—Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del Hombre se va, como está escrito; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!; ¡más le valdría no haber nacido!
C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:
U —Tomad, esto es mi cuerpo.
C. Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron.
Y les dijo:
U —Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro, que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios.
C. Después de cantar el salmo, salieron para el Monte de los Olivos. Jesús les dijo:
U—Todos vais a caer, como está escrito: «Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas.»
Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea.
C. Pedro replicó:
S. Aunque todos caigan, yo no.
C. Jesús le contestó:
U—Te aseguro, que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres.
C. Pero él insistía:
S. Aunque tenga que morir contigo, no te negaré.
C. Y los demás decían lo mismo.
C. Fueron a una finca, que llaman Getsemaní y dijo a sus discípulos:
U—Sentaos aquí mientras voy a orar.
C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:
U—Me muero de tristeza: quedaos aquí velando.
C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:
U‑ ¡Abba! (Padre): tú lo puedes todo, aparta de mí ese cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.
C. Volvió, y al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:
U‑Simón ¿duermes?, ¿no has podido velar ni una hora? Velad y orad, para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil.
C. De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué contestarle. Volvió y les dijo:
U‑Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega.
C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los letrados y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:
S. ‑Al que yo bese, es él: prendedlo y conducidlo bien sujeto.
C. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:
S. — ¡Maestro!
C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo
U — ¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a caza de un bandido? A diario os estaba enseñando en el templo, y no me detuvisteis. Pero, que se cumplan las Escrituras.
C. Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho envuelto sólo en una sábana; y le echaron mano; pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo. Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes y los letrados y los ancianos. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del patio del sumo sacerdote; y se sentó con los criados a la lumbre para calentarse. Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo encontraban. Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios no concordaban. Y algunos, poniéndose de pie, daban testimonio contra él diciendo:
S. —Nosotros le hemos oído decir: «Yo destruiré este templo, edificado por hombres, y en tres días construiré otro no edificado por hombres.»
C. Pero ni en esto concordaban los testimonios.
El sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús:
S. — ¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?
C. Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo interrogó de nuevo preguntándole:
S. — ¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?
C. Jesús contestó:
U —Sí lo soy. Y veréis que el Hijo del Hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo.
C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras diciendo:
S. — ¿Qué falta hacen más testigos? Habéis oído la blasfemia. ¿Qué decidís?
C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle, y tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:
S. —Haz de profeta.
C. Y los criados le daban bofetadas. Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del sumo sacerdote y, al ver a Pedro calentándose, lo miró fijamente y dijo:
S. —También tú andabas con Jesús el Nazareno.
C. Él lo negó diciendo:
S. —Ni sé ni entiendo lo que quieres decir.
C. Salió fuera al zaguán, y un gallo cantó. La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes:
S. —Este es uno de ellos.
C. Y él lo volvió a negar. Al poco rato también los presentes dijeron a Pedro:
S. —Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo.
C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:
S. —No conozco a ese hombre que decís.
C. Y enseguida, por segunda vez, cantó el gallo. Pedro se acordó de las palabras que le había dicho Jesús: «Antes de que cante el gallo dos veces, me habrás negado tres», y rompió a llorar.
Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes con los ancianos, los letrados y el sanedrín en pleno, prepararon la sentencia; y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le preguntó:
S. — ¿Eres tú el rey de los judíos?
C. El respondió:
U —Tú lo dices.
C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo:
S. — ¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan.
C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre.
Pilato les contestó:
S. — ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?
C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás.
Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
S. — ¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?
C. Ellos gritaron de nuevo:
S. —Crucifícalo.
C. Pilato les dijo:
S. —Pues ¿qué mal ha hecho?
C. Ellos gritaron más fuerte:
S. —Crucifícalo.
C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio —al pretorio —y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:
S. — ¡Salve, rey de los judíos!
C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él.
Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rulo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «La Calavera»), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: EL REY DE LOS JUDÍOS. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: «Lo consideraron como un malhechor.» Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
S. — ¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz.
C. Los sumos sacerdotes, se burlaban también de él diciendo:
S. —A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.
C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban. Al llegar el mediodía toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:
U ‑Eloí Eloí, lamá sabactani. (Que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?)
C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
S. —Mira, está llamando a Elías.
C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber diciendo:
S. —Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo.
C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:
S. —Realmente este hombre era Hijo de Dios.
[C. Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas Maria Magdalena, Maria la madre de Santiago el Menor y de José y Salomé, que cuando él estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén. Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, noble magistrado, que también aguardaba el Reino de Dios; se presentó decidido ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacia mucho tiempo que había muerto.

Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Este compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra a la entrada del sepulcro. Maria Magdalena y Maria, la madre de José, observaban dónde lo ponían.]

Palabra del Señor

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De S C J
De J A. Pagola

Laicos Dehonianos-Video

Video clip donde el corazón