11/6/13

Ecos del Encuentro -2





                             

A un centro de los Salesianos fuimos llegando los diversos grupos dehonianos de España, siendo recibidos admirablemente por el grupo de Novelda, encargado de organizar dicho evento, capitaneados por los sacerdotes SCJ D. Pedro y D. Antonio, además de Magda, Gerardo, Vicente y Mª Teresa, también estaba en dicho grupo la murciana Fina.  Fuimos recibidos con una serie de dinámicas y juegos, que nos relajaron después del largo viaje.
Lo pasamos fenomenal, risas, regalos sorpresa etc. etc., no faltaron los consabidos chistes y anécdotas de unos y otros. Terminando muy tarde, como de costumbre.
Rápidamente a pegar el ojo, pues al día siguiente, había que empezar con fuerza.

El día 1 de junio, comenzamos con el aseo personal y el posterior desayuno y los consabidos Laudes, que de verdad nos vinieron de perlas para arrancar. En dichos Laudes, hubo una frase del Himno que a mí me vino de perlas, como creo que al resto de los asistentes. La frase decía:
Despiértame, Señor, cada mañana, hasta que aprenda a amanecer, Dios mío, en la gran luz de la misericordia. Amén.”
Es impresionante, empezar el día, con una de las peticiones más profundas que se le pueden pedir al Dios que todo lo puede, al Dios que es Amor.

Acto seguido fuimos invitados a pasar a un aula, donde tuvimos una charla-coloquio, dirigida por D. Antonio Ríos, salesiano,  el cual disertó sobre la frase “Dios nos ama siempre “.
Creo que fue una charla, que a nadie dejó indiferente. Entre otras cosas, nos dejó muy claro y entendible frases como: El Dios de Nazaret, es mucho más sencillo que los humanos; nos ama incondicionalmente seamos como seamos”; Esta y otras por el estilo, me hicieron pensar muchas cosas, pero sobre todo, que para Dios cualquier persona de este mundo es muy importante. Por tanto como he dicho antes Dios ama a todo el mundo, seamos como seamos.

Me atrevo a lanzar a todos los lectores del blog, y laicos dehonianos en general, unas cuantas preguntas; si alguien quiere y piensa lo mismo que yo, fenomenal, sino, pienso que me vendrían muy bien sus respuestas.
 ¿Soy capaz yo, de llamar a Dios, Papá?
¿Acojo yo a todos, sin mirar sus limitaciones, sus taras, su pobreza?
 ¿Soy realmente fariseo? ¿o el hijo pródigo?, ¿o el hermano mayor del hijo pródigo?
 Todas estas preguntas yo las respondo con esta apreciación. Como Dios nos ama, yo tengo o debo de Amar, Amar y Amar, (esto es lo realmente difícil). Todos tenemos que ser portadores del amor.
 Las horas que estuvimos en la primera charla-coloquio, se nos hicieron cortísimas, pero muy gratificantes.

Después de un paseo a lo largo de la playa. Nos sentamos a comer, siempre en la presencia Dios, dándole gracias por todo ello. Tengo que decir que a mí como a todos los asistentes, no dejaba de runrunearnos en la cabeza, la gran lección dejada por  Antonio Ríos. Simplemente, la definiría como extraordinaria, gracias Antonio.

Por la tarde después de un ligero descanso, D. Antonio Gil Prieto, salesiano, nos
volvió a dejar anonadados, con otra gran charla basada en “ La espiritualidad en lo cotidiano “.
Esta fue sencillamente de chapó, pues cosas que pasan desapercibidas en la vida cotidiana; si se para uno a pensar en ello, son más importantes de lo que parece.
Es muy importante para el cristiano, estar atentos a lo que pide el momento. La vida se hace repartiendo, no solo recibiendo; Si los dones los recibimos de Dios, debemos darlos a los demás. Tenemos que acompañarnos, en el camino hacia Él.

Un descanso merecido con un refrigerio, y seguidamente:                 
La adoración eucarística, muy sencilla, dirigida por. Antonio Gonzalez, SCJ, ésta fue adoctrinadora en la que participamos todos.
La eucaristía de la mañana del domingo fue sencillamente magistral, saliendo de la capilla, con las pilas cargadas, para seguir luchando por el AMOR.

Terminamos con baño y paseo en la playa y las fotos de rigor (de las cuales mando unas pocas, para que puedan ser colgadas en el blog) y posteriormente la comida de despedida.

Tengo que decir que, para mí, lo más duro fue la despedida, pues cuesta mucho, después de compartir dos días de los más extraordinarios que se pueden pasar, hay que decir adiós a todos, con alegría, alegría de saber que en poco tiempo si Dios quiere, nos volveremos a ver, para seguir agrandando nuestros lazos de cariño, y por qué no decir, de AMOR.
Sigamos trabajando  siempre en la presencia de Dios y con la ayuda de nuestro P. Dehon.
Gracias a los organizadores nombrados anteriormente y hasta pronto, unidos en el Señor.
                                                                                               
     
 Andrés y Conchi, grupo de Madrid.


  

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