27/9/17

Grupo de Madrid celebra la fiesta del beato Juan Mª de la Cruz





El pasado viernes 22 de septiembre celebramos la fiesta del Beato Juan María de la Cruz, con la Comunidad Religiosa del Colegio Fray Luis de León en Madrid. 
Los que pudimos hacerlo, participamos en la Eucaristía para alimentar nuestro espíritu y sentirnos más cercanos a toda la Familia Dehoniana, y a su término, nos reunimos de manera informal, pero muy formal con nuestras buenas costumbres españolas: alimentando también el cuerpo.
Pudimos contar nuestras experiencias de las vacaciones y a su vez, concertar el inicio de las reuniones de este nuevo curso, para seguir conociendo más sobre nuestra espiritualidad dehoniana y así mantener siempre viva nuestra fe.







21/9/17

Beato JUAN MARÍA DE LA CRUZ (un santo al azar) Por J. Mª Salaverri, SM









Carné de identidad
Nombre: Mariano García Méndez
(en religión: Juan María de la Cruz)
Nace: S. Esteban de los Patos (Ávila), 25 septiembre 1891
Padres: Mariano y Emérita, labradores
Profesión: Sacerdote del Sagrado Corazón de Jesús
Muere: mártir, 23 agosto 1936 en Silla (Valencia)
Beatificado: 11 marzo 2001
Fiesta: 22 septiembre

Su vida
Fue el mayor de quince hermanos. Una familia muy cristiana. En la parroquia, su familia cuidaba la iglesia y su padre, al volver del trabajo, dirigía el rosario. A los 10 años ya quiere ser sacerdote. Más tarde es seminarista en Ávila, pero desea ser religioso. Lo va a intentar en los Dominicos y en los Carmelitas, pero por salud no puede. En 1916 es ordenado sacerdote y el obispo le encarga varias pequeñas parroquias, pobres y poco pobladas de la diócesis abulense. Es un enamorado de la Eucaristía. En 1925, en Madrid, por mediación de una religiosa de las Reparadoras, conoce a los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús. Ella le pone en contacto con el padre Guillermo Zicke, fundador del Instituto en España, quien le escribe sobre la Congregación, su fundador el padre Dehon y el carisma de la reparación… A Mariano le entusiasma, hace su noviciado y toma el nombre de Juan María de la Cruz. Destinado al Seminario de Puente la Reina, en contra de sus expectativas, le nombran encargado de las vocaciones y además del duro trabajo de buscar recursos para el seminario. Pero deja entre los seminaristas un recuerdo imborrable de piedad y de fervor. En verano de 1936 va al santuario de Garaballa (Cuenca) a sustituir a uno de los sacerdotes. El 19 de julio, ante la persecución, el superior ordena a los religiosos dispersarse a lugares más seguros. Juan María de la Cruz se dirige a Valencia donde nadie le conoce… Allí lo descubren, lo encarcelan y muere mártir…

Un momento de gracia en su vida
En julio de 1936 llega a Valencia buscando cobijo. Al pasar cerca de la iglesia de los Santos Juanes, frente a la Lonja, ve un grupo de milicianos asaltando la iglesia y quemando objetos sagrados… Se acerca, se indigna y exclama:
-   ¡Qué horror! ¡Qué crimen! ¡Qué sacrilegio!
-   ¡Tu eres un carca!, le dice uno de los asistentes…
-   Yo soy un sacerdote…
Bastaron estas palabras para ser detenido y encerrado en la Cárcel Modelo, celda 476, cuarta galería. Allí ejerce su ministerio con los que lo solicitan, anima a todos, preside el santo rosario… En la noche del 23 de agosto de 1936, junto con otros nueve detenidos, lo llevan a una finca llamada El Sario, y a la luz de los faros de las camionetas los fusilan.

Para meditar: unos pensamientos suyos

·         Siendo párroco de los pobres pueblos de Ávila nunca pasaba el cepillo. Decía: “Sería como convertir a la iglesia en una sucursal de un banco.”
·          A un hermano suyo: “Mira, Víctor, ¡feliz el que tenga la suerte de derramar la sangre por nuestro Señor!”
·          Desde la cárcel escribe al superior general: “Aquí me tiene, Reverendísimo Padre, detenido desde hace tres semanas, con ocasión de proferir algunas frases de protesta por el horrendo espectáculo de las iglesias quemadas y profanadas. ¡Dios sea bendito! ¡Hágase en todo su divina voluntad! Me alegro mucho de poder sufrir algo por Él, que tanto sufrió por mí, pobre pecador.”
·          Al alcalde de Garaballa: “Me hallo en la Cárcel Modelo con muchos otros sacerdotes, religiosos y seglares. Pero gracias a Dios estoy tranquilo y resignado a lo que la Divina Providencia disponga de mí…”

Para rezar con él y como él

Señor, ¿fue tu mártir Juan María de la Cruz imprudente al expresar su indignación ante el triste espectáculo de la profanación de la iglesia? ¿Por qué no calló su condición de sacerdote al ir como iba,  vestido con un pobre chaquetón que le venía grande por los cuatro costados? Acostumbrado a ir siempre con la verdad por delante, tampoco entonces quiso ser cobarde ocultando su condición y sus convicciones.
Señor, que su ejemplo nos ayude a sentir y expresar la alegría de estar bautizados, de ser cristianos y miembros fieles de tu Santa Iglesia.

¿Y YO?
¿Soy capaz de mostrar con sencillez mis convicciones cristianas ante quienes no comparten mi fe?

20/9/17

Papa Francisco: Educar a la esperanza




Texto completo de la catequesis del Papa Francisco.

Audiencia en la plaza de San Pedro, 20 -9-2017


«Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
La catequesis de hoy tiene por tema: “educar a la esperanza”. Y por esto yo la voy a dirigir directamente, con el “tú”, imaginando hablar como educador, como un padre a un joven, o a alguna persona abierta a aprender.
Piensa, ahí donde Dios te ha sembrado, ¡ten esperanza! Siempre ten esperanza.

No te rindas a la noche: recuerda que el primer enemigo por derrotar no está fuera de ti: está dentro. Por lo tanto, no concedas espacio a los pensamientos amargos, oscuros, ¿no?

Este mundo es el primer milagro que Dios ha hecho, ha puesto en nuestras manos la gracia de nuevos prodigios. Fe y esperanza van juntos. Cree en la existencia de las verdades más altas y más bellas. Confía en Dios Creador, en el Espíritu Santo que mueve todo hacia el bien, en el abrazo de Cristo que espera a todo hombre al final de su existencia; cree, Él te espera.

El mundo camina gracias a la mirada de tantos hombres que han abierto brechas, que han construido puentes, que han soñado y creído; incluso cuando alrededor de ellos oían palabras de burla.

No pienses jamás que la lucha que conduces aquí abajo sea del todo inútil. Al final de la existencia no nos espera el naufragio: en nosotros palpita una semilla de absoluto. Dios no desilusiona: si ha puesto una esperanza en nuestros corazones, no la quiere truncar con continuas frustraciones. Todo nace para florecer en una eterna primavera. También Dios nos ha hecho para florecer. Recuerdo ese diálogo, cuando el roble pidió a la almendra: “Háblame de Dios”. Y la almendra floreció.

¡Donde quiera que te encuentres, construye! ¡Si estás por los suelos, levántate! No permanezcas jamás caído, levántate, déjate ayudar para estar de pie. ¡Si estas sentado, ponte en camino! ¡Si el aburrimiento te paraliza, échalo con las obras de bien! Si te sientes vacío o desmoralizado, pide que el Espíritu Santo pueda nuevamente llenar tu nada.

Obra la paz en medio a los hombres, y no escuches la voz de quien derrama odio y división. No escuches estas voces. Los seres humanos, por cuanto sean diversos los unos de los otros, han sido creados para vivir juntos. En los contrastes, paciencia, un día descubrirás que cada uno es depositario de un fragmento de verdad.

Ama a las personas. Ámalos uno a uno. Respeta el camino de todos, recto o atormentado que sea, porque cada uno tiene una historia para contar. También cada uno de nosotros tiene su propia historia por narrar. Todo niño que nace es la promesa de una vida que todavía una vez más se demuestra más fuerte que la muerte. Todo amor que surge es una potencia de transformación que anhela la felicidad.

Jesús nos ha entregado una luz que brilla en las tinieblas: defiéndela, protégela. Esta única luz es la riqueza más grande confiada a tu vida. Y sobre todo, sueña. No tengas miedo de soñar. ¡Sueña! Sueña con un mundo que todavía no se ve, pero que es cierto que llegará.

La esperanza nos lleva a la existencia de una creación que se extiende hasta su cumplimiento definitivo, cuando Dios será todo en todos. Los hombres capaces de imaginación han regalado al hombre descubrimientos científicos y tecnológicos; han atravesado los océanos y han pisado tierras que nadie había pisado jamás. Los hombres que han cultivado esperanzas son también aquellos que han vencido la esclavitud y traído mejores condiciones de vida sobre esta tierra. Piensen en estos hombres.

Se responsable de este mundo y de la vida de cada hombre. Porque toda injusticia contra un pobre es una herida abierta y disminuye tu misma dignidad. La vida no cesa con tu existencia, y en este mundo vendrán otras generaciones que seguirán a la nuestra, y muchas otras todavía.
Y cada día pide a Dios el don de la valentía. Recuérdate que Jesús ha vencido por nosotros al miedo. ¡Él ha vencido al miedo! Nuestra enemiga más traicionera no puede nada contra la fe. Y cuando te encuentres atemorizado ante cualquier dificultad de la vida, recuérdate que tú no vives sólo por ti mismo. En el Bautismo tu vida ha sido ya sumergida en el misterio de la Trinidad y tú perteneces a Jesús.

Y si un día te toma el miedo, o tú pensaras que el mal es demasiado grande para ser derrotado, piensa simplemente que Jesús vive en ti. Y es Él que, a través de ti, con su humildad quiere someter a todos los enemigos del hombre: el pecado, el odio, el crimen, la violencia, todos nuestros enemigos.
Ten siempre el coraje de la verdad, pero recuérdate: no eres superior a nadie. Recuérdate de esto, no eres superior a nadie. Si tú fueras el último en creer en la verdad, no rechaces por esto la compañía de los hombres. Incluso si tú vivieras en el silencio de una ermita, lleva en el corazón los sufrimientos de toda criatura. Eres cristiano; y en la oración todo devuelves a Dios.

Y cultiva ideales. Vive por alguna cosa que supera al hombre. Y si un día estos ideales te pidieran una cuenta salda por pagar, no dejes jamás de llevarlos en tu corazón. La fidelidad obtiene todo.

Si te equivocas, levántate: nada es más humano que cometer errores. Y esos mismos errores no deben de convertirse para ti en una prisión. No te quedes enjaulado en los propios errores. El Hijo de Dios ha venido no por los sanos, sino por los enfermos: por lo tanto ha venido también por ti. Y si te equivocas incluso en el futuro, no temas, ¡levántate! ¿Sabes por qué? Porque Dios es tu amigo. ¡Dios es tu amigo!

Si te afecta la amargura, cree firmemente en todas las personas que todavía obran por el bien: en su humildad esta la semilla de un mundo nuevo. Frecuenta a las personas que han cuidado el corazón como aquel de un niño. Aprende de las maravillas, cultiva el asombro, cultiva el asombro.
Vive, ama, sueña, cree. Y, con la gracia de Dios, no te desesperes jamás. Gracias».

(Traducción hecha desde el audio por ZENIT)




19/9/17

Familia Dehoniana -Vídeo: Proyecto Educativo Institucional




Los Dehonianos hemos apostado siempre por una educación que se asienta en la formación cristiana de personas comprometidas socialmente y que trabajan por la justicia y por la paz.







1/9/17

El Video del Papa 09-2017 – Parroquias al servicio de la misión – Septiembre 2017



 Unas pinceladas cortas sobre El Padre Dehon y las parroquias, acompañando a este vídeo del Papa.



El 3 de noviembre de 1871, el P. Dehon asume como capellán vicario de la parroquia de San Quintín, que con sus 35.000 habitantes es la más poblada de la diócesis. En esta ciudad “industrial” la injusticia y la explotación del obrero son muy grandes. “La situación de esta pobre gente es peor que la de los esclavos de la antigüedad... No hay duda de que nuestra sociedad está podrida.”
En la casa parroquial Dehon goza de una vida de comunidad, pero lamenta que el ministerio de los vicarios quede absorbido por los entierros, los catecismos y las visitas a los enfermos: una pastoral que no entra en contacto con los trabajadores. El joven vicario lo denuncia sin rodeos.
En estas grandes parroquias sólo se entra en relación con algunas familias escogidas. Cada vicario es recibido en algunas casas que él frecuenta. El resto de la ciudad, no ve al sacerdote sino raramente o tal vez nunca. No se construirán ciudades cristianas con parroquias de 30.000 habitantes; está en contra de todo buen sentido. Es necesario que el pastor conozca a sus ovejas y que las ovejas conozcan al pastor.
León toma contacto con los miembros de la conferencia de San Vicente de Paúl, cuyo espíritu comparte desde su vida de estudiante. Y por medio de ellos conoce la situación real del mundo popular obrero.
“Ante todo, sacerdote o laico comprometido, es necesario que entiendan que no han sido hechos para la sacristía. Ustedes son la sal de la tierra y la luz de la vida social.”
Uno de los mayores objetivos de su compromiso será precisamente el de reconciliar al pueblo con la Iglesia. El ministerio de Dehon asume una tonalidad social. Su pastoral no se reduce a la distribución de los sacramentos; se inscribe en una sociedad cuyas disfunciones humanas, sociales y políticas él analiza. Hallamos una primera y significativa manifestación de ello en su predicación de Navidad que tradicionalmente toca al último vicario llegado. Esta predicación, “verdadero sermón social”, enfrentará al P. Dehon con la burguesía local.
Dehon es un educador preocupado por la formación de los niños de los medios populares. Además del catecismo, les ofrece un espacio de encuentro llamado “patronato”. Para no dejar a los muchachos en la calle y para brindarles una educación integral, los reúne primero en su despacho y luego en el patio de un pequeño pensionado que dirige un miembro de la conferencia de San Vicente de Paúl. Durante el verano de 1872, procura hallar un local más conveniente. Así empieza el Patronato San José para la formación de la juventud. Dehon quiere que su proyecto sea un aporte para la renovación de la sociedad y no un simple pasatiempo:

Demasiadas personas se imaginan que nosotros no tenemos otra ambición que hacer jugar honestamente a algunos niños los domingos. Nosotros apuntamos más alto. Nuestro fin es la salvación de la sociedad por medio de la asociación cristiana.



Laicos Dehonianos-Video

Video clip donde el corazón