30/5/13

Catequesis del Papa Francisco: La Iglesia como familia de Dios



  

 

“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! El miércoles pasado señalé el profundo vínculo entre el Espíritu Santo y la Iglesia. Hoy quisiera empezar una serie de catequesis sobre el misterio de la Iglesia, un misterio que todos vivimos y del que formamos parte. Me gustaría hacerlo con expresiones presentes en los textos del Concilio Ecuménico Vaticano II. 

Hoy empiezo por la primera: la Iglesia como familia de Dios. En estos meses, más de una vez he hecho referencia a la parábola del hijo pródigo, o mejor dicho, del padre misericordioso (cf. Lc 15,11-32). El hijo más joven sale de la casa de su padre, dilapida todo y decide volver porque se da cuenta de que cometió un error, pero ya no se considera digno de ser hijo y piensa poder ser recibido de nuevo como un siervo. El padre, en cambio, corre a su encuentro, lo abraza, le devuelve su dignidad de hijo y celebra su regreso. Esta parábola, como otras en el Evangelio, muestra bien el diseño de Dios para la humanidad. 

¿Cuál es este proyecto de Dios? Es hacer de todos nosotros una única familia de sus hijos, en los que cada uno se sienta cerca y se sienta amado por Él, como en la parábola del Evangelio, sienta el calor de ser la familia de Dios. En este gran proyecto encuentra su origen la Iglesia, que no es una organización fundada por un acuerdo de algunas personas, sino -como nos ha recordado tantas veces el Papa Benedicto XVI- es obra de Dios, nace precisamente de este plan de amor que se desarrolla progresivamente en la historia. La Iglesia nace de la voluntad de Dios de llamar a todos los hombres a la comunión con Él, a su amistad, es más, a participar como sus hijos en su misma vida divina. 

La misma palabra "Iglesia", del griego “ekklesia”, significa "convocación": Dios nos convoca, nos invita a salir del individualismo, de la tendencia a encerrarse en sí mismos y nos llama a ser parte de su familia. Y esta llamada tiene su origen en la creación misma. Dios nos creó para que vivamos en una relación de profunda amistad con Él, e incluso cuando el pecado rompe esta relación con Él, con los demás y con la creación, Dios no nos abandona. 

Toda la historia de la salvación es la historia de Dios que busca al hombre, le ofrece su amor, lo acoge. Llamó a Abraham para ser el padre de una multitud; eligió al pueblo de Israel para forjar una alianza que abrazara a todas las naciones; y envió, en la plenitud de los tiempos, a su Hijo para que su designio de amor y de salvación se realizara en una nueva y eterna alianza con la humanidad entera. Cuando leemos los Evangelios, vemos que Jesús reúne a su alrededor una pequeña comunidad que acoge su palabra, lo sigue, comparte su camino, se convierte en su familia, y con esta comunidad Él se prepara y edifica su Iglesia. 


¿De dónde nace entonces la Iglesia? Nace del gesto supremo de amor en la Cruz, del costado traspasado de Jesús, del que fluye sangre y agua, símbolos de los sacramentos de la Eucaristía y del Bautismo. En la familia de Dios, en la Iglesia, la savia vital es el amor de Dios que se realiza en amarle a Él y a los demás, a todos, sin distinción ni medida. La Iglesia es una familia en la que se ama y se es amado. 

¿Cuándo se manifiesta la Iglesia? Lo hemos celebrado hace dos domingos: se manifiesta cuando el don del Espíritu Santo llena el corazón de los Apóstoles y les empuja a salir y a empezar el camino para anunciar el Evangelio, difundir el amor de Dios. Incluso hoy hay quien dice: "Cristo sí, la Iglesia no". Aquellos que dicen: “Yo creo en Dios pero no en los sacerdotes”, ¡eh! Se dice así: "Cristo sí, Iglesia no". Pero es precisamente la Iglesia la que nos lleva a Cristo y nos dirige a Dios: la Iglesia es la gran familia de los hijos de Dios. Por supuesto, también tiene aspectos humanos. En los que forman parte de ella, Pastores y fieles, hay defectos, imperfecciones, pecados: hasta el Papa los tiene, ¡eh! y ¡tiene tantos! Pero lo hermoso es que cuando nos damos cuenta de que somos pecadores... lo hermoso es esto: cuando nos damos cuenta de que somos pecadores, nos encontramos con la misericordia de Dios: Dios siempre perdona. No olvidemos esto: ¡Dios siempre perdona! Y Él nos recibe en su amor de perdón y de misericordia. Algunas personas dicen: "Es hermoso, esto: que el pecado es una ofensa a Dios, pero también una oportunidad; la humillación para darse cuenta de que hay otra cosa más hermosa, que es la misericordia de Dios". Pensemos en ello. 

Preguntémonos hoy: ¿cuánto amo a la Iglesia? ¿Rezo por ella? ¿Me siento parte de la familia de la Iglesia? ¿Qué hago para que sea una comunidad donde todos se sientan bienvenidos y comprendidos, para que se sienta la misericordia y el amor de Dios que renueva su vida? La fe es un don y un acto que nos afecta personalmente, pero Dios nos llama a vivir juntos nuestra fe, como una familia, como Iglesia.
Pidamos al Señor de una manera especial en este Año de la fe, que nuestras comunidades, toda la Iglesia, sean cada vez más verdaderas familias que viven y traen el calor de Dios. Gracias”

(Audiencia general del día 29-5-2013)

28/5/13

Valencia: Reunión grupo I del IDR






El lunes, día 27 de mayo, nos reunimos en los locales de Esic, el grupo I del IDR de la Parroquia S. Fco. Javier, formado en su mayoría por  el grupo  local de laicos dehonianos,   y varios miembros de la parroquia. Hubo algunas ausencias por distintos motivos.

Vimos el Tema 7, del 3º año: El misterio de la Redención
Este es el esquema de la reunión:

1- Oración inicial
2- Proclamación de la Palabra: Juan 11, 45-57
3- Breve análisis del texto, situación
4- Reflexionamos: exposición del tema
5- Diálogo
6- Oración final


Resalto de la reflexión lo siguiente:

¿Por qué murió Jesús?

La causa histórica de la muerte de Jesús fue religiosa: la imagen de Dios que anunciaban los dirigentes religiosos judíos fue cuestionada por Jesús.
Jesús, con su persona, con su vida, nos ofrece  un Dios diferente. Cercano a los que sufren, amigo de los pecadores, un Dios amigo, un Dios Padre, como el de la parábola del Padre misericordioso.

1º-Murió porque lo condenaron a muerte

No muere de una enfermedad ni de un accidente, sino de la clara intención de deshacerse de él y eliminarlo. Temían los jefes religiosos judíos que la actuación de Jesús les quitara a ellos el poder religioso que tenían.
También decían que  pudiera provocar represalias de los romanos contra ellos, contra la nación judía. "Conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera”.
Ésta podría ser una mera motivación política.

2º-Pero hay un motivo más profundo para condenarle a muerte.

“Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir” (Jn 19,7), dicen los jefes judíos.
La causa profunda de la acusación es religiosa: Jesús, con sus palabras y su actuación, aparece ante los doctores de la ley y las autoridades judías como "blasfemo”, merecedor de la muerte.

-Blasfemo  porque dice que el reinado de Dios surge  con El mismo.
-Blasfemo porque  perdona los pecados, y ellos dicen que sólo Dios lo puede hacer, pero pasando por las instituciones y ritos de expiación.
-Blasfemo porque se atribuye  una autoridad por encima de Moisés y los profetas, así como cuestiona el Templo y los sacrificios.

Quienes condenaron a Jesús creyeron cumplir la Ley de Dios. Su pecado es el de todos los humanos, cuando nos cerramos a la novedad del amor del Dios vivo y nos refugiamos dentro de nuestros  intereses y hacemos leyes que defienden nuestros intereses.

“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha enviado  para llevar la buena noticia a los pobres; para anunciar la  libertad a los presos y a dar vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos”

Esto tuvo su consecuencia: Jesús muere excluido, "fuera" de la ciudad santa de Jerusalén como rechazado, y "maldito" de Dios

Jesús no nos sustituye sino que nos representa en su solidaridad con cada ser humano, sea cual sea su situación, hasta la más desesperada.

Jesús ocupó el último lugar de la condición humana para que todos pudieran pasar del sentimiento angustiante de abandono a la confianza en el Dios que nos ama, perdona y nos acoge en su Reino: Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen. Padre en tus manos encomiendo mi espíritu.
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Ha sido un encuentro muy interesante,  con un diálogo enriquecedor.








17/5/13

EL MONASTERIO DE SAN JERÓNIMO- ALBA DE TORMES










Desde Alba de Tormes, Juan Carlos nos envía un enlace con unas fotos de una exposición, en el claustro del Monasterio de S. Jerónimo de Alba de Tormes.


EL MONASTERIO DE SAN LEONARDO. ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA

El Monasterio de  san Jerónimo, conocido popularmente como los Reparadores y originariamente fundado como monasterio de san Leonardo, nos brinda una exposición con muchos detalles de su historia y de su leyenda, como podemos observar en este recorrido por la exposición, en el claustro del monasterio de san Jerónimo de Alba de Tormes. Quiero dar las gracias por las facilidades que me han dado los PP Reparadores para poder hacer las fotos, aunque los reflejos de los cristales me han "jugado una mala pasada". También pienso que nunca agradeceremos lo suficiente a nuestros vecinos sacerdotes del SCJ o PP Reparadores la inmensa labor realizada en el Monasterio y con el Monasterio.

Para seguir leyendo, pincha en este enlace:



15/5/13

Catequesis del Papa Francisco sobre el Espíritu Santo que lleva a la Verdad, a Jesús









Catequesis de la audiencia general de hoy, 15 de mayo 2013, 
celebrada en la Plaza de San Pedro.

Queridos hermanos y hermanas, buenos días.

Hoy me quiero centrar en la acción que el Espíritu Santo realiza en la guía de la Iglesia y de cada uno de nosotros a la Verdad. Jesús mismo dice a sus discípulos: el Espíritu Santo "les guiará en toda la verdad" (Jn 16:13), él mismo es "el Espíritu de la Verdad" (cf. Jn 14:17, 15:26, 16:13).

Vivimos en una época en la que se es más bien escéptico con respecto a la verdad. Benedicto XVI ha hablado muchas veces de relativismo, es decir, la tendencia a creer que no hay nada definitivo, y a pensar que la verdad está dada por el consenso general o por lo que nosotros queremos. Se plantean estas preguntas: ¿existe realmente "la" verdad? ¿Qué es "la" verdad? ¿Podemos conocerla? ¿Podemos encontrarla?

Aquí me viene a la memoria la pregunta del procurador romano Poncio Pilato cuando Jesús le revela el sentido profundo de su misión: "¿Qué es la verdad?" (Jn 18,37.38). Pilato no entiende que "la" Verdad está frente a él, no es capaz de ver en Jesús el rostro de la verdad, que es el rostro de Dios. Y sin embargo, Jesús es esto: la Verdad, la cual, en la plenitud del tiempo, "se hizo carne" (Jn 1,1.14), que vino entre nosotros para que la conociéramos. La verdad no te agarra como una cosa, la verdad se encuentra. No es una posesión, es un encuentro con una Persona.

Pero, ¿quién nos hace reconocer que Jesús es "la" Palabra de la verdad, el Hijo unigénito de Dios Padre? San Pablo enseña que "nadie puede decir: "Jesús es el Señor", si no está impulsado por el Espíritu Santo" (1 Cor 12:03). Es sólo el Espíritu Santo, el don de Cristo Resucitado, quien nos hace reconocer la verdad. Jesús lo define el "Paráclito", que significa "el que viene en nuestra ayuda", el que está a nuestro lado para sostenernos en este camino de conocimiento; y, en la Última Cena, Jesús asegura a sus discípulos que el Espíritu Santo les enseñará todas las cosas, recordándoles sus palabras (cf. Jn 14,26).

¿Cuál es entonces la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas y en la vida de la Iglesia para guiarnos a la verdad? En primer lugar, recuerda e imprime en los corazones de los creyentes las palabras que Jesús dijo, y precisamente a través de estas palabras, la ley de Dios -como lo habían anunciado los profetas del Antiguo Testamento- se inscribe en nuestros corazones y en nosotros se convierte en un principio de valoración de las decisiones y de orientación de las acciones cotidianas, se convierte en un principio de vida.

Se realiza la gran profecía de Ezequiel: "Los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo… infundiré mi espíritu en ustedes y haré que siga mis preceptos, y que observen y practiquen mis leyes". (36:25-27). De hecho, de lo profundo de nosotros mismos nacen nuestras acciones: es el corazón el que debe convertirse a Dios, y el Espíritu Santo lo transforma si nosotros nos abrimos a Él.

El Espíritu Santo, entonces, como promete Jesús, nos guía "en toda la verdad" (Jn 16,13); nos lleva no sólo para encontrar a Jesús, la plenitud de la Verdad, sino que nos guía "en" la Verdad, es decir, nos hace entrar en una comunión siempre más profunda con Jesús, dándonos la inteligencia de las cosas de Dios. Y ésta no la podemos alcanzar con nuestras fuerzas. Si Dios no nos ilumina interiormente, nuestro ser cristianos será superficial.

La Tradición de la Iglesia afirma que el Espíritu de la verdad actúa en nuestros corazones, suscitando aquel "sentido de la fe" (sensus fidei), el sentido de la fe a través del cual, como afirma el Concilio Vaticano II, el Pueblo de Dios, bajo la guía del Magisterio, indefectiblemente se adhiere a la fe transmitida, la profundiza con un juicio recto y la aplica más plenamente en la vida (cf. Constitución dogmática. lumen Gentium, 12). Probemos a preguntarnos: ¿estoy abierto al Espíritu Santo, le pido para que me ilumine, y me haga más sensible a las cosas de Dios?

Y ésta es una oración que tenemos que rezar todos los días: Espíritu Santo que mi corazón esté abierto a la Palabra de Dios, que mi corazón esté abierto al bien, que mi corazón esté abierto a la belleza de Dios, todo todos los días. Pero me gustaría hacer una pregunta a todos ustedes: ¿Cuántos de ustedes rezan cada día al Espíritu Santo, eh? ¡Serán pocos, eh! pocos, unos pocos, pero nosotros tenemos que cumplir este deseo de Jesús: orar cada día al Espíritu Santo para que abra nuestros corazones a Jesús.
Pensemos en María que «conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón " (Lc 2,19.51). La recepción de las palabras y las verdades de fe, para que se conviertan en vida, se necesita que se realicen y crezcan bajo la acción del Espíritu Santo. En este sentido, debemos aprender de María, reviviendo su "sí", su total disponibilidad para recibir al Hijo de Dios en su vida, que desde ese momento la transformó. A través del Espíritu Santo, el Padre y el Hijo establecen su morada en nosotros: nosotros vivimos en Dios y para Dios. ¿Pero nuestra vida está verdaderamente animada por Dios? ¿Cuántas cosas interpongo antes que Dios?

Queridos hermanos y hermanas, tenemos que dejarnos impregnar con la luz del Espíritu Santo, para que Él nos introduzca en la Verdad de Dios, que es el único Señor de nuestra vida. En este Año de la Fe preguntémonos si en realidad hemos dado algunos pasos para conocer mejor a Cristo y las verdades de la fe, con la lectura y la meditación de las Escrituras, en el estudio del Catecismo, acercándonos con asiduidad a los Sacramentos.
Pero preguntémonos al mismo tiempo cuántos pasos estamos dando para que la fe dirija toda nuestra existencia. No se es cristiano "según el momento", sólo algunas veces, en algunas circunstancias, en algunas ocasiones; ¡no, no se puede ser cristiano así! ¡Se es cristiano en todo momento! Totalmente.

La verdad de Cristo, que el Espíritu Santo nos enseña y forma parte para siempre y totalmente de nuestra vida cotidiana. Invoquémosle con más frecuencia, para que nos guíe en el camino de los discípulos de Cristo. Invoquémosle todos los días, hagamos esta propuesta: cada día invoquemos al Espíritu Santo. ¿Lo harán? No oigo, eh, todos los días, eh! Y así el Espíritu nos llevará más cerca de Jesucristo. Gracias.

12/5/13

Familia dehoniana: Alfonso, nuevo diácono





El sábado 11 de mayo, fue ordenado diácono  Alfonso González Sánchez, religioso dehoniano, natural de Alba de Tormes (Salamanca). Fue en la iglesia parroquial de Santiago Apóstol, de Puente la Reina, en la eucaristía presidida por el obispo de Pamplona, mons. Francisco Perez.

El grupo de laicos  dehonianos de Navarra quiso acompañar en la profesión diaconal a nuestro querido Alfonso. Le felicitamos y le deseamos lo mejor en el camino de servicio a la Iglesia que comienza.

Felicidades a Alfonso y a toda la Familia dehoniana.

Grupo de Laicos Dehonianos de Navarra con Alfonso





10/5/13

¡Salid, amigos, amigas! Marchad sin miedo








Vosotros sois mis testigos en medio del mundo.

¡Salid, amigos y amigas!
Marchad sin miedo.

Sed expresión de la ternura del Dios de la vida.

Ternura en vuestro rostro,
ternura en vuestros ojos,
ternura en vuestra sonrisa,
ternura en vuestras palabras,
ternura en vuestras obras,
ternura en vuestra lucha.

¡Salid, amigos y amigas!
Marchad sin miedo.

Os esperan fuera ciudadanos y vecinos.



Vosotros sois mis manos
para construir un mundo nuevo
de fraternidad, libertad y justicia.


Vosotros sois mis labios
para anunciar a pobres y marginados
la buena noticia de la libertad y la abundancia


Vosotros sois mis pies
para acudir al lado de las personas
que necesitan gestos de ánimo y palabras de bien.



Vosotros sois mi pasión
para hacerme creíble en vuestras casas y ciudades
y lograr que niños y adultos vivan como hermanos. 


Vosotros sois mi avanzadilla
para lograr la primavera del Reino
y ofrecer las primicias a los que más lo necesitan.


 ¡Salid, amigos y amigas!
Marchad sin miedo.

Derramad por doquier ternura y vida.

 ¡Salid, amigos y amigas!
Marchad sin miedo.

Mirad toda esa multitud que os espera.
Marchad con alegría.

¡Yo os acompaño todos los días! 


Florentino Ulibarri



9/5/13

Vídeo: Siluetas de la Luna Llena








Siluetas de la Luna Llena es un vídeo en tiempo real de la luna creciente sobre el Monte Victoria Lookout en Wellington, Nueva Zelanda. La gente se había reunido allí esa noche para conseguir la mejor vista posible de la luna creciente. El vídeo se hace a 2,1 kilometros de distancia, al otro lado de la ciudad, durante la salida de la luna el 28 de enero de 2013.





8/5/13

Valencia: Reunión del grupo local de laicos dehonianos






El pasado lunes, día 6 de mayo, nos reunimos, en los locales de ESIC, el grupo local de laicos dehonianos, Faltaron algunos integrantes por distintos motivos.

El encuentro consistió en:
1- Oración inicial, 
2- Lectura de dos pequeños textos del Padre Dehon:

-“El Evangelio es, como la santa Eucaristía, el Sacramento del Corazón de Jesús. Este divino Corazón está ahí, bajo la letra, escondido con su amor y sus tesoros de gracias: sus palabras son espíritu y vida.
Debemos amar y estudiar todos los Evangelios, pero hay uno por el que nos tenemos que apasionar: el de San Juan. Estudiemos el Sagrado Corazón en el Evangelio: todo está allí”

-“Todo se resume en el amor. Es para mí el único camino por el que puedo andar un poco sólidamente”.

2- Proclamación de la Buena Noticia  de Juan 14, 23-29,  15, 1-8

Dijo Jesús a sus discípulos: 
— «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras.
Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado,
pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre,
será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo.
Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde.
Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado."
Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo.
Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»

- Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. 
A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. 
Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado;
permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid,
así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada.
Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca;
luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid lo que deseáis, y se realizará. 
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante;
así seréis discípulos míos.


3- Reflexión de  la Palabra.
4- Puesta en común, con un enriquecedor diálogo









6/5/13

Familia dehoniana: Nuevo obispo dehoniano en la diócesis de Kokstad, Sudáfrica






El Papa Francisco ha nombrado al P Zolile Peter Mpambani, SCJ., obispo de la Diócesis de Kokstad (Sudáfrica).


El P. Zolile Peter Mpambani, SCJ, nació el 20 de febrero de 1957, en Umlamli en la diócesis de Aliwal. Hizo su profesión religiosa en la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús (SCJ) el 28 enero de 1982. Estudió filosofía y teología en el Seminario Mayor de San José, en Cedara.
Fue ordenado sacerdote el 25 de abril de 1987.

Después de la ordenación ha ocupado los siguientes cargos:
1987-1990: Vicario parroquial en la parroquia de Sterkspruit,
1990-1993: Sacerdote en Burgerdorp;
1994-1997: Maestría en el pre-noviciado de la Provincia SCJ;
1998-2003: Consejero General para África Madagascar y el Gobierno central de su Instituto en Roma,
2004-2005: Año sabático,
2005-2010: Maestro del pre-noviciado, Superior local de la Comunidad de Bethulie y Director de la Casa dehonianos, Scottsville (Pitermartizburg),
2011-2013 : Ministerio (junto con el Vicario general) en la parroquia de Sterkspruit, en la diócesis de Aliwal.
Desde febrero de 2013, es  el Superior Provincial de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús (SCJ) (Dehonianos) de Sudáfrica.

Mpambani

Laicos Dehonianos-Video

Video clip donde el corazón