24/11/19

¡Tengo el Corazón de Adviento! Lema Adviento 2019






Y tú, ¿cómo tienes el corazón?

Acudimos al médico en cuanto sentimos que no va bien, nos asustamos si el corazón palpita más rápido de lo normal... o más lento de lo habitual. ¡Pero no nos hacemos problema cuando no preparamos el corazón para las grandes historias de nuestra vida, los grandes momentos, las grandes celebraciones! Y la Navidad es una de ellas. Nunca antes Dios había dado un paso tan grande hacia nosotros. Nunca antes el Corazón de Dios se había hecho tan visible, palpable... ¡tan "nosotros"!
Por eso la pregunta para este Adviento: Y TÚ... ¿CÓMO TIENES EL CORAZÓN?

¡Tengo el CORAZÓN de Adviento!

No se nos ocurría mejor respuesta... y sí, ¡suena a canción conocida! Porque este tiempo, el de Adviento, es un gran conocido de nuestro año. Siempre vuelve, como las luces, el turrón, y el árbol de Navidad. Pero también es una oportunidad, muchas veces, desaprovechada. ¡Pon tu corazón en modo Adviento y empieza a latir al son de la canción que marca la Palabra de Dios en este tiempo!

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17/11/19

LOS INVISIBLES A ESCENA- Fructuoso Mangas






LOS INVISIBLES A ESCENA
 Fructuoso Mangas
Sacerdote y consiliario diocesano de Manos Unidas de Salamanca 
Mañana domingo se celebra en el mundo entero una jornada inusual; porque es una Jornada por lo que no se ve ni se quiere descubrir, por los que casi ni se quiere aceptar y que por eso en realidad se niegan, se desprecian y/o se ignoran. La Jornada está dedicada a los pobres, que hoy gozan en nuestra sociedad de casi perfecta invisibilidad. Y en la práctica todos vivimos como si no existieran.
El Papa ha querido desde hace unos años romper esa situación, frecuente en el mundo rico, con la propuesta de esta Jornada Mundial de los Pobres invitando, como resumen de su Mensaje anual, a dar visibilidad a los pobres de cada sociedad y del mundo entero y a  tomar la opción evangélica de ponerse al lado los últimos, de aquellos que la sociedad descarta y desecha.
Por eso, siguiendo la invitación del papa Francisco, nuestra diócesis organiza esta cita especial con todos los pobres de Salamanca, que los hay aunque cada vez tienen mayor invisibilidad; son familias enteras en la dramática estrechez de cómo acabar el mes, jóvenes que ven pasar una y otra vez las oportunidades y van quedando descartados,  personas y grupos con poca dignidad y menos papeles, sin tierra patria y sin familia… Y los que sobreviven con una no contributiva. Es bueno y hasta higiénico repasar el Informe FOESSA recién publicado, aunque se comprueba desde las estadísticas una ligera mejora general en Castilla y León en los últimos cinco años.
Y esto cerca, pero con mayor gravedad y mucho más abundamiento en los países del Sur no desarrollado. Esta Jornada quiere que se nos hagan más visibles y nos hablen y nos pongan en apuros, si llega el caso, como creyentes con compromisos cristianos y como ciudadanos preocupados por la gente y por su tierra. Pero antes dos o tres precauciones.
Antes de nada aceptar que no parece edificante que tengamos que inventarnos una Jornada para ver a los pobres. No parece cosa buena, porque según la Ley de Visibilidad Evangélica tendrían que aparecer ellos con ventaja grande por delante de todo lo demás y en letras amorosas y de solidaridad social bien grandes, visibles desde el último rincón de la provincia, si lo hubiera. Y para la visibilidad y para la reacción, da igual que sean de cerca o de lejos; el que distinga por la geografía, además de miope está negando el evangelio.
Pero con el afán de los días y las noches, tarde y mañana volcados en lo nuestro, en el vaivén de nuestras cosas los perdemos de vista, se nos hacen invisibles y no los reconocemos y si alguien nos apura un poco y nos molesta, pues negamos la mayor; hoy ya no hay pobres por aquí, puesto que no se ven. Sólo vemos intereses, nóminas, supermercados, nuevos modelos, el restaurante, el móvil nuevo, incluso la reunión o la celebración pendientes o el qué sé yo qué que nos tapa la visión y nos vuelve ciegos para reconocer al último prójimo de la fila. Estamos buenos…
Y además hoy los pobres nos hablan y nos recuerdan no sin provocación el último abrazo que recibieron, la amarga soledad que se tragaron, el gesto solidario que los sostuvo, el desprecio vil en el último cruce. El pobre tiene rica memoria y su recuerdo nos salva o nos condena. Que en esto también hay mucho deterioro y mucho cambio climático y sin embargo también aquí andamos todos tan cómodos como si no pasara nada. Así de claro.
Y, claro, los pobres de cerca y más los de lejos nos presentan demandas.  Andan llenos de carencias y escaseces, y traen en abundancia demandas de atención y de acogida, exigencias de escucha y de reparto, peticiones de encuentro y de fraternidad, solicitudes de austeridad y de cuidado de los bienes que son de todos, de justicia para andar por casa todos los días, de eficacia de remedios y proyectos concretos, propuestas de alta caridad y amor diario, etc., etc…
Y hay que repetirlo una vez más, esa voz de los pobres es de los de cerca y de los de lejos; el que sólo oiga las voces cercanas carece del fino oído evangélico que ayuda a oír hasta el último ay de la tierra, el último grito del último de los últimos del mundo.
Pues nosotros, una vez más, con ellos. Y hasta con algo de temblor y mucho respeto les dedicamos una solemne Jornada para estar con ellos y por eso los que pudimos o quisimos nos reunimos ayer tarde en nombre de nuestra diócesis en la iglesia de la parroquia de San José en los PP. Jesuitas. Y sea como sea, el que quiera oír que oiga y el que no, pues que se enfrasque miserablemente en lo suyo. Cada uno salva o suicida la vida como quiere.



13/11/19

Notas de un viaje del Padre Dehon sobre España, hechas crónica peródística. Juanjo Arnáiz SCJ






ANOTACIONES DE ESPAÑA, Madrid, 12 de abril

Pese a sus pequeños defectos, su despreocupación casi oriental, y su amor apasionado por el placer, el pueblo español es siempre muy simpático. Ninguna nación ha guardado el espíritu caballeresco, la nobleza y la fiereza de las edades feudales.
En nuestras provincias del Norte, había señores y villanos, caballeros y siervos. Unos tenían la dignidad, la distinción y una cultura delicada, aunque sin erudición; los otros, inclinados sobre el surco o el oficio, guardaban un carácter fuertemente acentuado de vulgaridad y rudeza.
Pero en España, por una cruzada de ocho siglos, necesitaban tantos caballeros que se hizo todo bosque. Dejó pocos para el trabajo e hizo una nación de “caballeros” e “hidalgos”.
Así, ¡este pueblo fiero, distinguido y pulcro, vive en un bello cuadro! Ahí tiene su mezquita de Córdoba con sus doscientas columnas, Granad y su Alambra:
Quien no ha visto Granada no ha visto nada; Sevilla y su giralda: “quien no ha visto Sevilla, no ha visto maravilla”; Málaga y su flora tropical, donde los árabes creyeron ver el paraíso terrestre; Valencia, que los antiguos llaman un rincón caído del cielo (coelum hic cecidisse putes); Elche y sus cien mil palmeras; Burgos, Toledo, León y las “epopeyas de piedra” de sus catedrales.
Sí, todo esto es bien bello, pero nosotros ya no estamos en los días de antaño donde la nación caballeresca vivía del botín de guerra, ni en lo siglos de paz donde las colonias enriquecían a la madre patria. Esos tiempos de poesías y de sueños de oro han pasado, y España se encuentra frente a las dificultades de la vida cotidiana. Hace que el hidalgo se imite a Cincinnatus y se ponga a trabajar. Agrieta el suelo para echar la simiente fecunda donde cavar profundamente para pedirle los elementos de la fuerza motriz: la hulla y el hierro.
Creemos al pueblo español capaz de esta evolución y, a 449 decir verdad, ya ha comenzado. La labor se hace aún con el arado primitivo y sin ruedas, o bien con la laya; Castilla tiene aún sus grandes mesetas desnudas y taladas, pero Valencia multiplica sus naranjos; Alicante, sus viñas; Granado, sus olivos; Elche, sus maravillosas palmeras. La fabricación de vinos ha mejorado. Barcelona se ha convertido en el centro de una región de industria textil; cuenta con 500.000 almas y recuerda a Manchester. Bilbao se ha convertido en un gran mercado de comercio e industria minera y metalúrgica. Las minas de Tarsis y de Río Tinto fueron la dicha de los especuladores de París y Londres. Granada se rodea de fábricas de azúcar. Zaragoza y Valladolid ven surgir cada mes
alguna nueva sociedad de comercio o de industria. 
Pero la medalla tiene su reverso. La cuestión obrera nació con el despertar de la industria. La fábrica y la sociedad anónima han desmoralizado el trabajo. El verdadero patronato no ha sido ejercido. La aspereza en la ganancia de la dirección anónima ha entrañado los mismos abusos aquí que en otros lugar: los obreros agostados y tratados sin paternidad se enfadan y se resisten. Se unen, se sostienen, se sirven del arma temible de las huelgas, escuchan a los periódicos y oradores socialistas.
En todos los grandes periódicos de España, encontraréis hoy la columna del “movimiento obrero” y la columna de las “huelgas”. La cuestión obrera es ante todo una cuestión moral, una cuestión de justicia y de respeto, y consiguientemente los católicos poseen solos la solución integral. ¿Estarán ellos a la altura de la tarea? Esperémoslo. Desgraciadamente, allí como entre nosotros, las divisiones políticas disminuyen las fuerzas. Hay allí conservadores y carlistas,
liberales y republicanos.
Los conservadores de viejo cuño son como los nuestros, piensan que la acción patronal basta para todo. Han fundado como nosotros círculos católicos, y los hay que han hecho maravillas: tales, los círculos obreros de Loyola y de los alrededores, inspirados por los Padres Jesuitas; también el círculo de Sabadell en Cataluña, donde la casa Harmel tiene una sucursal. Encontramos allí un bello establecimiento con esta enseña. “Academia católica de San José, esbayo dominical”.
Los círculos son necesarios, pero no son suficientes, el papa nos ha trazado el deber: hacer una acción legislativa y una organización corporativa.
La acción legislativa ha comenzado. Una asociación para el estudio y la defensa de los intereses de la clase obrera, admirablemente presidida por el marqués de Comillas, ha preparado toda una serie de proyectos de ley (lo que deberíamos imitar). Cuatro de estos proyectos ya han están para 450 su estudio en el Parlamento. Se refieren al reposo dominical, el trabajo de las mujeres y los niños, los seguros y los consejos de arbitraje. Desgraciadamente, allí como aquí, las divisiones y la obstrucción retardan todas las leyes más útiles.
¿Y la organización corporativa? Se hará: por todas partes surgen las corporaciones, las asociaciones, incluso las casas del pueblo, al menos en las ciudades importantes. Pero este movimiento corporativo es, como entre nosotros, demasiado poco católico. Así sufrió la peste del galicanismo y del regalismo. Pero el clero tiene generalmente un culto ardiente por la palabra del Papa, han estudiado la encíclica y la evolución se hará. Esto incluye unir la acción democrática con la acción patronal. Hay ensayos de corporaciones, de cooperativas, de cajas de crédito.
Lo que hay que hacer es que el obrero tome en serio la acción católica; que tome el camino indicado por los jefes del clero y por una elite de hombres de acción. Bélgica, Alemania y podría ser también que España, los dieron antes que nosotros. A la obra pues, vosotros, nuestros queridos lectores de la Chronique que sois, como se dice en España, católicos integrales, católicos completos, exentos del conservadurismo galicano. ¡A la obra, por la acción social y por la acción corporativa! Fundas, sostened todas alguna asociación. Entregaros sobre todo a las obras democráticas; ellas son, por el momento, más urgentes, más deseadas, más apreciadas por el obrero que las obras  patronales. Ellas son la principal contraposición al socialismo. El Papa os lo dice cientos de veces: “¡Id al pueblo!”. Es la advertencia del cielo. 451
La Chronique du Sud-Est, n. 4, abril 1900; pp. 455-456




Laicos Dehonianos-Video

Video clip donde el corazón