...porque vamos demasiado
deprisa...
Sí, vamos demasiado deprisa. A
veces no tenemos tiempo para nada y no nos damos cuenta de las cosas que
suceden a nuestro alrededor, de lo que pasa a aquellos que caminan con
nosotros, de la vida... Y se nos pasa todo volando. Así, es imposible darnos cuenta
de los signos de Dios en cada paso que damos, ni de a qué nos llama, ni de cómo
interviene en nuestra vida a través de la vida de los otros. Vamos demasiado
deprisa. Y nos hemos apuntado al carro de la velocidad como medio normal de
vida.
...sin
tiempo para ver, sentir, abrazar...
Así, poco a poco, vamos
perdiendo nuestra capacidad de ver, de sentir, de abrazar. Estamos ciegos,
somos insensibles, no nos importan los otros o el Otro (total, con salvarme yo,
con que yo tenga, con que yo esté...) Y actuamos, sin quererlo, como el fariseo
o el sacerdote que bajaban camino de Jericó, incapaces de ver, cerrados a la
misericordia de un Dios misericordia como el nuestro. Necesitamos, en esta
circunstancia, algo más...
...necesitamos
rePARAR.
Por eso, esta cuaresma, nos
propondremos actuar como el Buen Samaritano. Y hacerlo en dos de sus gestos:
pararse y reparar las heridas. No será una tarea fácil, pero queremos llenarla
de pequeños compromisos que nos ayuden. Los materiales que tienes a tu
disposición este año van orientados a eso, precisamente: a ayudarnos a
comprender que necesitamos frenar y parar nuestra vida, ponerla en modo
"pause" de vez en cuando, para tomar aire, escuchar, y, después,
ponernos manos a la obra y actuar. La Misericordia que profundizamos en el lema
que va unido a esta campaña, ConDiosMuévete, hay que ponerla en
práctica... ¡y qué mejor manera que hacerlo así, deteniendo nuestra vida y
sanando las heridas del otro!
No hay comentarios:
Publicar un comentario