“No sé donde ir” es el grito de los llamados “migrantes desamparados”, aquellas personas que se encuentran en una situación que les impide regresar a su país de origen o al país en el que tenían su residencia legal por razones legales, logísticas o porque no se les puede asegurar una protección humanitaria y que, además, no pueden continuar su viaje y escapar de la situación en la que se encuentran en los países de tránsito porque se les deniega la entrada en Europa.
Ellos son los migrantes “atrapados”, que viven en Argelia y Marruecos. Con el objetivo de que su grito no caiga en el olvido, el Servicio Jesuita a Refugiados-Europa acaba de publicar el informe “No sé dónde ir” que recoge experiencias personales y concretas de estos migrantes. Por ejemplo, la de Koukou, una mujer liberiana que en 1996 perdió a su compañero en un bombardeo. Huyó con su bebé a Nigeria donde fue admitida en un campo de refugiados y conoció a su marido, que tenía un amigo en Libia y emprendieron viaje hasta Trípoli. Las dificultades para las mujeres en este país, les hizo dirigirse a Marruecos donde viven hoy como inmigrantes irregulares aunque estén reconocidos como refugiados. Un día la policía los puso en medio del desierto junto con otros ilegales y tuvieron que regresar a Casablanca a pie. Apenas puedan arreglárselas para sobrevivir.
Estos inmigrantes desamparados comparten en ambos países una situación espantosa. Se les niega el acceso a los derechos y servicios sociales básicos y viven en el temor constante de ser detenidos y expulsados. Incluso tras pasar en estos países varios años, siguen careciendo de oportunidad o de perspectivas de mejorar sus vidas.
Esta situación en Argelia y Marruecos en una consecuencia de las medidas introducidas en el control de fronteras por la Unión Europea y sus Estados miembros. El JRS quiere utilizar esta publicación para “hacer un llamamiento a todos aquellos que tienen la capacidad de decidir sobre estas cuestiones en la Unión Europea y sus Estados miembros, para que den los pasos conducentes a cambiar tales políticas, con el objetivo de proporcionar seguridad a aquellos inmigrantes que se encuentran en necesidad de protección internacional”.
(jesuitas.es)
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