En Larraga, a 6 de junio de
2012.
El pasado fin de semana disfruté de mi primer
encuentro nacional de laicos dehonianos, que se celebró en Salamanca, y como
conclusión diré que ha sido el primero pero no el último.
Yo no soy laica dehoniana declarada pero sí lo es mi
marido, quien desde pequeño ha convivido con los Padres Reparadores, es él, en
quien yo confío, la persona que me anima a descubrir el camino de los laicos
dehonianos, presentándomelos como algo positivo para el ser individual.
Sin embargo, la historia tiene un horizonte más
largo, he podido extraer de lo hablado en Salamanca, sabiéndome miope en este
terreno e ignorante de la Palabra de Dios, que se debe formar un ente en el que
tenga cabida una pluralidad infinita de personas que se ayuden los unos a los
otros, en el que cada hombre o mujer aporte su granito de arena, y en mi
humilde opinión, sin distinción de edad, género o condición.
Quizás unos aporten frescura, otros sirvan de guía,
y algunos lleguen a representar la sabiduría con minúsculas, todos podemos si
nos lo proponemos dar lo mejor de nosotros mismos, y la unión es la fuerza.
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