Hijo, estás equipado por mí para
tu vida, pero sólo para tu vida.
Tienes todo lo necesario para
vivir tu propia aventura personal,
para ser tú mismo y realizar así
mi sueño sobre ti.
Pero recuerda y escucha a tus
seres queridos:
«Nosotros somos nosotros, y tú
eres tú.
Nosotros no podemos imponerte
nuestra vida ni impedirte vivir la tuya.
Puedes hacer lo que elijas.
En cualquier caso, no te vamos a
proteger de las consecuencias de tu elección
y nos vamos a reservar el derecho a
protegernos nosotros mismos
de los efectos de tu elección».
Hijo mío, hija mía, no olvides
el decir a cualquiera
-cercano, lejano, sabio,
necesitado, rico, pobre,
esta dura y tierna verdad:
Yo soy yo, y tú eres tú.
Yo no estoy en la vida para
llenar tus necesidades
ni tú estás en la vida para
llenar las mías.
Si por casualidad nos
encontramos,
será hermoso; si no, no podemos
hacer nada.
Hijo mío, hija mía,
elige y haz tu camino con
libertad, con alegría, con responsabilidad,
con sabiduría, con paz.
Ulibarrí, Fl.
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