9/4/13

Familia dehoniana: Entrevista a Simón Reyes, SCJ





ESIC es la escuela de negocios líder en la enseñanza de estudios superiores de marketing en España. Sin embargo, muy pocos conocen que pertenece a los Sacerdotes del Corazón de Jesús (Padres Reparadores) quienes en los años 60, cuando la economía española empezó a despegar, vieron la necesidad de preparar buenos empresarios con formación en Doctrina Social de la Iglesia. Su fundador, el P. Simón Reyes (Fuentestrún –Soria–, 1939) ha impulsado una iniciativa para promover la cultura empresarial en los colegios en la que está participando la Fundación Diocesana de Enseñanza Santa Mª de la Victoria

Simón Reyes: «El mejor marketing que puede hacer la Iglesia es la transparencia»

Antonio Moreno Ruiz -  


–¿Cómo acaba un religioso montando una escuela de marketing?

–La iniciativa surgió de los padres de nuestro colegio Fray Luis de León, en Madrid. Pedían una salida formativa para sus hijos y vimos que en España había una necesidad de gente especializada en marketing. Desde el principio metimos como obligatorias las asignaturas de Ética Empresarial, Deontología comercial y Pensamiento Social Cristiano. En este momento tenemos 2.800 alumnos en las carreras de grado, 1.600 alumnos en los másteres y el año pasado impartimos 35.000 horas de formación para distintas empresas. 
–Nacieron en Madrid pero hoy están presentes en otras ocho provincias españolas, entre ellas Málaga, además de en Brasil. 

–Nos dimos cuenta de que si un malagueño quería hacer estudios de posgrado, o se iba a Madrid, Barcelona o EE.UU. o no podía hacerlo. Sólo se lo podían permitir quienes tenían mucho dinero y mucho tiempo ¿Y qué pasaba con los que trabajaban aquí, en un banco, eran licenciados, querían formarse y no podían desprenderse de su trabajo? Pues creamos estas escuelas, pequeñas pero efectivas, para dar una oportunidad a este tipo de gente que no se lo podía permitir.
–Hay quien piensa que, para ser competitivo, el empresario católico tiene que renunciar a sus principios. 

–Lo primero que hicimos al iniciar nuestra labor fue tratar de dignificar la figura del empresario. En España ser empresario era ser casi un truhán. El dilema es este: ¿Cómo combinar la actividad empresarial con los valores? La crisis nos ha dejado una gran lección: que la economía no puede vivir de espaldas a la ética, que no podemos renunciar a una serie de valores y que en los negocios no todo está permitido. A los chicos les enseñamos que ellos van a tener poder en su empresa y ese poder lo tienen que usar teniendo presente a todos los implicados en la empresa, no solamente a los accionistas. 
–Están ustedes implicados en el fomento de la cultura empresarial en niños en edad escolar, ¿por qué? 

–Esta crisis también nos ha demostrado que hace falta gente que tenga ganas de complicarse la vida emprendiendo y esa cultura hay que fomentarla desde pequeños. Vi que en nuestro colegio llevaban a los chicos de excursión a Segovia, pero nunca los llevaban a ver una empresa. Empezamos a traer alumnos sistemáticamente a nuestros centros para que conocieran qué es una empresa y tuvieran su primera experiencia emprendedora. En la actualidad son casi 10.000 los alumnos de toda España que han participado en esta iniciativa. 
–¿Puede enseñar algo el marketing a la Iglesia? 

–El Evangelio siempre se ha adaptado a los tiempos. Nuestros "clientes", que son los fieles, necesitan que seamos claros y transparentes y la mejor transparencia es el ejemplo, ir por delante. Hay que mostrarse como somos, con gran sencillez, sin ningún complejo. Hay que tener mano izquierda, ser hombres de diálogo y poner la otra mejilla.
  

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