A un
centro de los Salesianos fuimos llegando los diversos grupos dehonianos de
España, siendo recibidos admirablemente por el grupo de Novelda, encargado de
organizar dicho evento, capitaneados por los sacerdotes SCJ D. Pedro y D.
Antonio, además de Magda, Gerardo, Vicente y Mª Teresa, también estaba en dicho
grupo la murciana Fina. Fuimos recibidos
con una serie de dinámicas y juegos, que nos relajaron después del largo viaje.
Lo pasamos
fenomenal, risas, regalos sorpresa etc. etc., no faltaron los consabidos
chistes y anécdotas de unos y otros. Terminando muy tarde, como de costumbre.
Rápidamente
a pegar el ojo, pues al día siguiente, había que empezar con fuerza.
El día 1
de junio, comenzamos con el aseo personal y el posterior desayuno y los
consabidos Laudes, que de verdad nos vinieron de perlas para arrancar. En
dichos Laudes, hubo una frase del Himno que a mí me vino de perlas, como creo
que al resto de los asistentes. La frase decía:
“Despiértame, Señor, cada mañana, hasta que
aprenda a amanecer, Dios mío, en la gran luz de la misericordia. Amén.”
Es
impresionante, empezar el día, con una de las peticiones más profundas que se
le pueden pedir al Dios que todo lo puede, al Dios que es Amor.
Acto
seguido fuimos invitados a pasar a un aula, donde tuvimos una charla-coloquio,
dirigida por D. Antonio Ríos, salesiano, el cual disertó sobre la frase “Dios
nos ama siempre “.
Creo que
fue una charla, que a nadie dejó indiferente. Entre otras cosas, nos dejó muy
claro y entendible frases como: El Dios de Nazaret, es mucho más sencillo que
los humanos; nos ama incondicionalmente seamos como seamos”; Esta y otras por
el estilo, me hicieron pensar muchas cosas, pero sobre todo, que para Dios
cualquier persona de este mundo es muy importante. Por tanto como he dicho
antes Dios ama a todo el mundo, seamos como seamos.
Me atrevo
a lanzar a todos los lectores del blog, y laicos dehonianos en general, unas
cuantas preguntas; si alguien quiere y piensa lo mismo que yo, fenomenal, sino,
pienso que me vendrían muy bien sus respuestas.
¿Soy capaz yo, de llamar a Dios, Papá?
¿Acojo yo
a todos, sin mirar sus limitaciones, sus taras, su pobreza?
¿Soy realmente fariseo? ¿o el hijo pródigo?,
¿o el hermano mayor del hijo pródigo?
Todas estas preguntas yo las respondo con esta
apreciación. Como Dios nos ama, yo tengo o debo de Amar, Amar y Amar, (esto es
lo realmente difícil). Todos tenemos que ser portadores del amor.
Las horas que estuvimos en la primera
charla-coloquio, se nos hicieron cortísimas, pero muy gratificantes.
Después de
un paseo a lo largo de la playa. Nos sentamos a comer, siempre en la presencia
Dios, dándole gracias por todo ello. Tengo que decir que a mí como a todos los
asistentes, no dejaba de runrunearnos en la cabeza, la gran lección dejada
por Antonio Ríos. Simplemente, la
definiría como extraordinaria, gracias Antonio.
Por la
tarde después de un ligero descanso, D. Antonio Gil Prieto, salesiano, nos
volvió a
dejar anonadados, con otra gran charla basada en “ La espiritualidad en lo
cotidiano “.
Esta fue
sencillamente de chapó, pues cosas que pasan desapercibidas en la vida
cotidiana; si se para uno a pensar en ello, son más importantes de lo que
parece.
Es muy
importante para el cristiano, estar atentos a lo que pide el momento. La vida
se hace repartiendo, no solo recibiendo; Si los dones los recibimos de Dios,
debemos darlos a los demás. Tenemos que acompañarnos, en el camino hacia Él.
Un
descanso merecido con un refrigerio, y seguidamente:
La
adoración eucarística, muy sencilla, dirigida por. Antonio Gonzalez, SCJ, ésta
fue adoctrinadora en la que participamos todos.
La
eucaristía de la mañana del domingo fue sencillamente magistral, saliendo de la
capilla, con las pilas cargadas, para seguir luchando por el AMOR.
Terminamos
con baño y paseo en la playa y las fotos de rigor (de las cuales mando unas
pocas, para que puedan ser colgadas en el blog) y posteriormente la comida de
despedida.
Tengo que
decir que, para mí, lo más duro fue la despedida, pues cuesta mucho, después de
compartir dos días de los más extraordinarios que se pueden pasar, hay que
decir adiós a todos, con alegría, alegría de saber que en poco tiempo si Dios
quiere, nos volveremos a ver, para seguir agrandando nuestros lazos de cariño,
y por qué no decir, de AMOR.
Sigamos
trabajando siempre en la presencia de
Dios y con la ayuda de nuestro P. Dehon.
Gracias a
los organizadores nombrados anteriormente y hasta pronto, unidos en el Señor.
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